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El neuromárketing, a diferencia de la publicidad normal y como rama de la neurociencia que es, no solo pretende tratar de ver las emociones del consumidor respecto a los anuncios, sino que intenta averiguar las reacción que se produce en su cerebro y como responde este ante la publicidad.
Para averiguar como reacciona nuestro cerebro se utilizan distintos métodos, entre ellos el escáner cerebral. Esta técnica consiste en observar las partes del cerebro de un individuo que reaccionan frente a determinados mensajes o imágenes que aparecen en un anuncio. Para esto, antes de lanzar un anuncio, las empresas que ponen a la venta el producto contratan a individuos voluntarios para realizarles esta prueba y observar su reacción, para así poder mejorar el anuncio y hacer más atractiva la compra de su producto para el consumidor.
El neuromárketing nace a raíz del descubrimiento de que los seres humanos no somos del todo racionales, y para nada conscientes de nuestros gustos y decisiones. Joe Reiman, docente de psiquiatría y economía en Brighthouse Institut for Thought Science de Atlanta, es considerado pionero de esta ciencia en los años 80.
Antes de tomar una decisión, nuestro cerebro ya ha predeterminado esta elección, por esta razón es tan importante el estudio de este. Los estímulos que percibimos a través de nuestros sentidos toman un significado en nuestro cerebro, al ser analizados por este, y posteriormente, damos una respuesta.
La pregunta que nos debemos formular es: ¿cómo conseguir que la respuesta a este estímulo publicitario sea la que nosotros deseamos? La respuesta la encontraremos en la publicidad emocional.
"Los creativos publicitarios son ante todo provocadores de sensaciones mediante estrategias que generan el interés público por su originalidad y su aguda percepción sobre las motivaciones psicológicas y sociales de los individuos" Belén López Vásquez, Publicidad Emocional.
La publicidad emocional se basa en crear al individuo o consumidor una necesidad de compra de un producto, no solo tratándolo de convencer con ideas racionales, sino haciendo sentir un determinado tipo de emociones positivas hacia este para impulsarlo a comprar.
Este es el anuncio que ha lanzado una gran multinacional como es Coca-Cola para la campaña publicitaria del 2013 y en el podemos observar muchas de las características del neuromárketing y la publicidad emocional. Si nos fijamos en este spot de solo un minuto, Coca-Cola vende su producto de una manera muy sutil, sin mostrar apenas la bebida, ya que es conocida por todo el mundo. Lo que hace en vez de esto es conmover a la persona que ve el anuncio para que vaya a los bares a consumir, demostrándole la gran pérdida que supondrían estos para nuestra sociedad. Si nos paramos a pensar un momento, lo que pretende esta empresa es que los veamos como un sitio donde consumir su producto, la Coca-Cola, haciéndonos acudir a ellos a reunirnos con nuestros amigos y familiares como excusa para tomarla.
Este tipo de técnicas son las que utiliza el neuromárketing para conseguir su único y fundamental objetivo, aumentar el consumo para beneficio propio.
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